Wagner Saraiva Ferreira Lemgruber Boechat[1]
Mariane Silva Paródia[3]
Tal vez uno de los mayores desafíos que enfrentan las ciudades de hoy en
día sea la cuestión de los "asentamientos ilegales de bajos ingresos ',
nombre eufemístico para el fenómeno mundialmente conocido de los chabolismos.
El estudio de tales sitios es crítico pues "barrios pobres se
desarrollan en tal grado de aislamiento que puede constituir una contradicción
en la unidad, desarrollándose de una manera totalmente independiente de la vida
ciudadana común"[4].
Cuando, a lo largo de la historia, un grupo humano no logra insertarse
en el modelo socioeconómico dominante – que establece el territorio urbano, de
acuerdo con sus aspiraciones y necesidades – él es privado de la estructura de
la ciudad y, al no encontrar correspondencia entre sus posibilidades
existenciales y el instrumento que ofrece el patrón urbano existente, ve la
hora de crear su propia "ciudad", dándole forma a su manera de vivir
y sobrevivir. Pero esta nueva ciudad no se presenta como una réplica de las
empobrecidas zonas urbanas formales; cualquiera que haya sido el momento o
el modelo socio-económico que provocó su expulsión de la red oficial, uno va a
reproducir en su gama, no la ciudad de donde vino, pero la forma exacta de los
primeros asentamientos humanos, que se remontan a la parte superior del neolítico,
cuando los individuos y familias que componían los clanes comenzaron a
agruparse en torno a los primeros modos sedentarios de producción.[...] esta
supervivencia se basa, socialmente hablando, no en un modo de producción y la
estructura de las leyes objetivas que rigen las relaciones entre las personas y
entre éstos y el medio ambiente, pero en una red la supervivencia inmediata de
las relaciones dirigida a más o menos el mismo resultado.[5]
El breve fragmento del texto de Luis Kehl es sumamente instructivo, ya
que muestra algunas de las características clave de los chabolismos: su
presencia histórica, su alcance geográfico, su espontaneidad primitiva, y los
principales desafíos que enfrentan sus habitantes.
El comienzo de ellos, similar a lo que se tiene hoy en día, se remonta
a hace más de doscientos años; la fecha en que aparecieron las primeras masas
proletarias en Inglaterra, gracias a la nueva revolución industrial.[6]
En el caso brasileño, por ejemplo, se puede considerar que los barrios
pobres aparecieron originalmente en el reasentamiento de la población de Río de
Janeiro que vivían en barrios marginales.[7]
En este momento histórico, los chabolismos no fueran considerados un
centro de los problemas sociales; por el contrario, eran vistos como un
paliativo para éstos. Así es la reclamación presentada por el comandante
del séptimo batallón de Infantería (de Río de Janeiro), que en 1898 escribió al
gobierno de la ciudad tratando de evitar inclinar las chabolas en la colina de Santo
Antônio:
Hay que informarle de que en realidad hay algunas chozas de madera
construidas por los suboficiales de este batallón que afirman haber obtenido
para eso licencia del coronel Antonio Moreira César y otros
predecesores. Estas chozas, sin embargo, aunque carentes de red de alcantarillado,
se conservan en un estado de limpieza que me parece no entrañar peligro para la
salud pública o la vida de sus residentes. Consciente de la gran cantidad
de suboficiales casados en este batallón y la deficiencia de casas cercanas a
este cuartel capaces de ser por ellos habitadas, ya que todas son de alto precio,
e incluso al servicio de la convivencia y la disciplina, creo, que se debe tolerarse
las dichas casuchas y, en ese sentido, les pido su intervención, con la certeza
de que, además escatimado gran sacrificio pecuniario a los suboficiales que allí
viven, evitará peligros para la salud de los mismos que se ven obligados a
buscar posadas donde este comando no puede intervenir en la limpieza que deben
cumplir .[8]
Está claro, ya que en su embrión el chabolismo se consideró medio más
saludables de vida en comparación con los ghettos fétidos de la época. Incluyo,
esa tolerancia se refleja en la propia ley, que en el año 1900, por Decreto Nº
762, ataca los chabolismos, pero permite chozas en las colinas que no tenían
otra vivienda.[9]
Sin embargo, de pronto esta visión desapareció. En 1909, el
periódico Correio da Manhã destacó la nueva visión de los chabolismos:
El chabolismo (...) es el pueblo del mal. De todos modos, por parecer
a la policía que estas personas no tienen derechos o derechos ante la ley, ella
no considera la vigilancia sobre el chabolismo (...) Allí es donde se encuentra
la más grande parte de los valientes
de nuestra tierra, es que exactamente así - por ser el escondite de personas
dispuestas a matar por cualquier razón, o incluso, aunque sin razón alguna - no
tiene ninguna relación con el Código Penal o la Policía, que también, verdad
sea dicha, no va allí, sino en los grandes días de la endemoniada aldea.[10]
Unos años más tarde, en 1914, aparece el primer proyecto legislativo de
dignificar los barrios pobres a
través del cual Leite Ribeiro planeaba llevar agua potable a la colina Santo
Antônio.
El ritmo de crecimiento de los chabolismos va por palatino hasta
alrededor de 1960 cuando surgen los superchabolismos
más actuales.[11]
Parte de la gran hinchazón de tales comunidades actualmente se pueden
atribuir a la política impuesta por los planes del Fondo Monetario
Internacional en los años 1980 y 1990, que sacaron las personas del campo para
las ciudades.[12]
De hecho, el modelo económico actual parece ser responsable por la aparición,
crecimiento y mantenimiento de este tipo de espacios.[13]
Específicamente en América Latina, los planes del FMI fueron
implementados por los gobiernos dictatoriales, que desestabilizaron la economía
rural, también desestabilizando lo urbano.[14] Este hecho, sólo
vino a ser corroborado con la creciente globalización de la economía.
El resultado final [...] en América Latina, fue un "semi-proletarización"
rural: la creación de una enorme clase semicampesina y trabajadores agrícolas
indigentes sin la seguridad existencial de subsistencia.[15]
Huyendo de estas condiciones, las poblaciones [fueron] a las ciudades
para convertirse en "vertederos de basura de un excedente de población que
trabaja en los sectores informales de comercio y servicios, no calificada, sin
protección y con salarios bajos".[16]
Actualmente hay casi un tercio de la población mundial que vive en ese
tipo de lugar, y en países como Chad y Etiopía, el 99,4% de la población urbana
vive en chabolismos.[17]
Muchas veces la población de los chabolismos es deliberada - y, a veces
en gran medida - subestimada. A finales de 1990, por ejemplo, Bangkok
tenía una tasa de pobreza "oficial" de sólo el 5%, sin embargo, las
encuestas se encontraban cerca de un cuarto de la población (1.160.000) que vivían
en barrios marginales y campamentos de ocupación.[18]
Esta situación hace que las grandes ciudades de hoy en día muestran la
inconsistencia de ser el gran icono del capitalismo global, extendiendo su
influencia como redes para grandes áreas, y, al mismo tiempo, generan
cinturones y burbujas de exclusión y la pobreza, provocando continuamente que
barrios centrales sufran apreciación, al pazo que los suburbios sufran
desvalorización.[19]
Se estima que el crecimiento de los chabolismos continúe en los próximos
años y que en 2020 el número total de personas que viven en esos lugares llegue
al nivel de 45 a 50% de los habitantes de las ciudades.[20]
Además de la cuestión cuantitativa, los chabolismos aún tienen problemas
de espacio.
En el proceso de apropiación del espacio urbano surgen conflictos
derivados de la valorización capitalista de la tierra.[21] En este sentido se
puede percibir el proceso de ocupación espacial dos fuerzas distintas: la
primera distribuye la ocupación a partir de una lógica funcional, en el que los
medios de producción y sus respectivas necesidades asignan la ocupación de cada
módulo urbana; la segunda se refiere a la capacidad económica y social de
los diversos actores. Así, la zonificación tiende a generar espacios
habitables para las clases altas de la sociedad, ignorando y excluyendo las más
pobres; que pasan a rellenar los huecos de la ciudad, como colinas, bordes
de ríos y lagos y terrenos abandonados, los lugares donde se desarrollan los chabolismos.[22]
Por lo demás, los chabolismos surgen en áreas que los embestidores no
creen ser ventajosas o que la ley no permite que sean ocupadas. Estas áreas son
normalmente más frágiles del punto de vista geológico, incluso corriendo el riesgo
de inundaciones y deslizamientos. Por no ser atractivas al grand capital,
sufren grande presión de ocupación por la parte menos favorecida de la sociedad
y, por no ser posible legalmente la permanencia de estas personas allí, todas
las interacciones derivadas del dominio de la tierra se desarrollan
paralelamente a la ley.[23]
Incluso para el caso, Edesio Fernandes trata de explicar que la razón de
esta exclusión se debe a un proceso histórico de elitismo del planeamiento
urbano.[24]
De hecho las políticas públicas vigentes en materia de las personas sin hogar aparecen
como un ejemplo de exclusión del diferente, ya que, por motivos de 'limpieza' del
ambiente urbano, arroja a las personas sin hogar a rincones lejos de la vista
pública.[25] Son
hechos verdaderos fantasmas de estas personas, pues la sociedad pasa a no más
verlas, haciendo con que la propia sociedad aparente una perfección artificial
e falsa.
El problema se amplifica aún más por el hecho de que se tiende a
enfrentar el problema de los chabolismos como el resultado de un mal gobierno,
sin embargo, aunque con retraso, los nuevos puntos de vista sobre el asunto señalan
que el fenómeno es una consecuencia del modelo de neoliberalismo económico y de
los programas de ajuste del FMI, impuestos a los países más pobres.[26]
El ambiente urbano de los chabolismos todavía se diferencia del ambiente
de la ciudad normal por su modo de producción que se basa en la gran
informalidad en los sectores productivos y de comercio; que, en el largo plazo,
se muestra como un medio para revitalizar las condiciones de vida que mantienen
las poblaciones en un estado de pobreza.[27]
Este modo de producción genera bajos salarios y alta precariedad laboral
para los empleados, exponiendo incluso las personas que son dueños de sus
propios negocios a una condición de difícil subsistencia en la que los pocos
beneficios adquiridos por la comercialización de sus productos son (casi)
transferidos íntegramente a los costos de la subsistencia; esta situación es
agravada por la falta de disponibilidad de crédito o otro tipo de ayuda del
gobierno.[28]
De facto, las condiciones son tan diferentes de las condiciones normales
del comercio actual que los chabolismos se presentan como verdaderas islas
dentro de la ciudad y del propio mundo capitalista actual.[29]
Esto significa que los gobiernos y la sociedad debem rápidamente
aprender como manejar esos desafíos, pues el ‘fenómeno’ del chabolismo es cada
vez más presente en el mundo.
El primer desafío que se impone, principalmente a gestores externos a
los límites de los chabolismos, es la aparente uniformidad de la
agrupación. Uno tiende a considerar el chabolismo como una sola masa, pero
los estudios muestran que estos espacios, igual que los barrios y zonas de la
ciudad regular, también tienen subdivisiones, por lo que sus habitantes no
tienden a interactuar con el todo, pero con una pequeña parte de la comunidad, su barrio.[30] Estas divisiones
crean características únicas de cada sector, que carecen de reconocimiento
oficial por los gobiernos.
Del mismo modo, cuando se busca en todos los lugares de una ciudad, es
evidente que no todas las personas pobres viven en barrios marginales y que,
incluso dentro de ellos no hay solamente pobreza.
Sin embargo, si por un lado existe la diversidad, por otra
las malas condiciones de vida precarias en barrios marginales asociados
a la degradación ambiental asumen proporciones alarmantes. Por lo general
se encuentra lugares insalubres o no aptos para ser habitados, los chabolismos
carecen, en su mayoría, de zonas donde la estética pueda traer momentos de
contemplación y relajación para sus habitantes. Con la falta de áreas de
potencial estético, ya que las que existían fueran generalmente extinguidos o
sirven como reserva para una posible inversión de la especulación inmobiliaria,
una forma de lograr amenizar los problemas existenciales es el alto consumo de
alcohol, que se encuentra en una intensa proliferación de bares, bailas, y el
tráfico de drogas. Otra manera de escapar del confinamiento obligatorio es
la participación en grupos religiosos de diversos sectores, que a menudo
conllevan un trabajo de rehabilitación social no desarrollado por las
autoridades públicas.
La difusión de los chabolismos favorece una mayor posibilidad de
proliferación de condiciones adversas para el bienestar de la
comunidad. Los problemas relacionados con la proliferación de enfermedades
añadidas a la falta de saneamiento y la acumulación de basura transformar estas
áreas en verdaderos vectores de epidemias. A menudo confinados espacios
que sirvan para salvaguardar la estética ambiental de la ciudad sirven como
lugar de eliminación de residuos, anulando el poco espacio disponible para
disfrutar del tiempo libre, especialmente para las personas con edad inferior.[31]
Estas características, infelizmente comunes en los chabolismos, alcanzan
situaciones alarmantes especialmente en países africanos.[32]
El hacinamiento, la mala planificación de la ciudad y la falta de acceso
al agua, electricidad y alcantarillado que caracterizan los chabolismos[33] son poco abordado
por los gobiernos, y eso sólo viene a agravar la necesidad de una mirada más
cercana a esta parte peculiar de ambiente urbano.
La cuestión se vuelve aún más compleja, pues la instalación del
equipamiento urbano, necesario para la calidad de vida de la población, es afectada
por las barreras inherentes al modo de organización y tenencia de la tierra en
los chabolismos.
El modelo de organización urbanista basado en el control estatal
centralizado y la propiedad privada no se ajusta a la realidad de estos
espacios, que carece de liderazgo centralizado y donde la propiedad privada
sobre la tierra es no sigue lo normal, por lo que "tierras ocupadas
no pertenecen a ninguno de los ocupantes, todos tienen un derecho más o menos
virtual, en la parte que pasa a ocupar"[34].
Actualmente la tendencia aún es tentar
reintegrar tales espacios como regiones que, por algún motivo, no son ‘ciudad’.
Se habla en urbanización de los chabolismos, como se ellos no fueran ciudad.
Es verdad que no se puede pensar estos
espacios como una ciudad normal, pero también no es posible lo contrario. Los
chabolismos son de muchos modos distintos de la ciudad que el capitalismo
planeó, pero por el punto de vista del número de personas que allí viven, son
de facto la realidad de ciudad del presente siglo, o, por lo menos, una de
ellas.
Es cierto que, por las dificultades que este
modelo impone a su administración, a la seguridad y a la salud de sus
habitantes, hay que el Estado (y toda la sociedad) pensar más sobre los
chabolismos, y hay que acciones inmediatas sean hechas. Pero no se pude hacer
cualquier plan o acción sin que éstos sean basados en una correcta comprensión
de fenómeno.
Bibliografía:
AMORIM, Victor Aguiar Jardin. Direito urbanístico: legislação
urbanística e estatuto da cidade. São Paulo: Baraúna, 2012.
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Janeiro: Zahar, 2009.
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favelas. 2004. Disponível
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10.01.16 as 10:00h.
FERNANDES, Edésio. A nova ordem
jurídico-urbanística no Brasil. In FERNANDES, Edésio; ALFONSIN, Betânia. Direito urbanístico: estudos brasileiros
e internacionais. Belo Horizonte: Del Rey, 2006.
FUGITA, Claudia. Dilema
urbano-ambiental na formação do território brasileiro: desafios ao
planejamento urbano no Brasil. Tese (Doutoranda em Arquitetura e Urbanismo) -
Faculdade de Arquitetura e Urbanismo da Universidade de São Paulo, São Paulo,
2008, pg. 55.
KEHL, Luis. Breve história das favelas. São Paulo: Claridade, 2010.
ROCHA, Altemar, Amaral. Sociedade e natureza: a produção do espaço
urbano em bacias hidrográficas. Vitória da Conquista – BA: Edições UESB,
2011.
SANTOS, Milton. O espaço dividido: os dois circuitos da economia urbana dos países
subdesenvolvidos. Tradução Myrna T. Rego Viana. 2 ed.1 Reimpressão. São Paulo:
Editora da Universidade de São Paulo, 2008.
Silva
Filho, José Renato da. A Apropriação da Estética
Ambiental na Cidade do Recife: Uma Análise das Comunidades de Exclusão social.
Dissertação (Mestrando em Desenvolvimento e Meio Ambiente) - Universidade
Federal de Pernambuco, Recife, 2009.
[1] Abogado,
consultor ambiental, profesor de universitario. E-mail: estudosdedireitoaplicado@gmail.com
[2] Auditora Fiscal da Receta Estadual
(MG - Brasil) e profesora de universitaria. E-mail: estudosdedireitoaplicado@gmail.com
[4] ROCHA, 2011, p. 32. Traducción
libre de: os guetos e as favelas se desenvolvem em tal grau de isolamento que
podem se constituir numa unidade de contradição, desenvolvendo um modo de vida
bastante independente.
[5] KEHL, 2010, p. 86 e 87. Traducción
libre de: Quando, ao longo da História, um grupo humano não consegue lugar
dentro do modelo socioeconômico dominante – que configura o território urbano
de acordo com suas aspirações e suas necessidades – ele é alijado da estrutura
da cidade e, não encontrando correspondência entre suas possibilidades
existenciais e o instrumento oferecido pelo padrão urbano vigente, trata de
criar sua própria ‘cidade’, amoldando-a a sua forma de existir e sobreviver.
Porém esta nova cidade não se apresenta como uma réplica empobrecida da área
urbana formal; qualquer que tenha sido a época ou o modelo socioeconômico que
provocou sua expulsão da malha oficial, na sua escala, não a
cidade de onde saiu, mas a forma exata dos primeiros assentamentos humanos,
remontando ao neolítico superior, quando os indivíduos e as famílias que
configuravam os clãs começaram a agrupar-se entorno dos primeiros modos de
produção sedentários. [...] Esta sobrevivência
está baseada, socialmente falando, não numa estrutura de modo de
produção e leis objetivas que regulamentam as relações entre as pessoas e entre
elas e o meio, mas em uma teia de sobrevivência imediata e relações que visam
mais ou menos os mesmo resultado.
[6] KEHL, 2010.
[7] KEHL, 2010.
[8] KEHL, 2010, p. 37. Traducción libre
de: Tenho a informar-vos que efetivamente existem alguns casebres de madeira
construídos por praças deste batalhão que declaram ter para isso obtido licença
do falecido Coronel Antonio Moreira César e outros antecessores. Esses
casebres, porém, conquanto desprovidos de esgoto conservam-se em tal estado de
asseio que me parece não causar perigo à saúde pública nem à vida de seus
moradores. Atento ao grande número de praças casados neste batalhão e a
deficiência de casas nas proximidades deste quartel em condições de serem por elas habitadas,
pois que todas são de elevado preço e ainda à convivência ao serviço e à
disciplina, me parece, podem ser tolerados os ditos casebres e nesse sentido
peço a vossa intervenção, certo de que além de poupado grande sacrifício
pecuniário às praças que os ocupam, evitareis prejuízos à saúde dos mesmos que
se verão obrigados a procurar estalagens, onde este comando não pode intervir
no asseio que deve observar.
[9] KEHL, 2010.
[10] KEHL, 2010. Traducción libre de: A favela (...) é a aldeia do mal.
Enfim, e por isso, por lhe parecer que essa gente não tem deveres nem direitos
em face da lei, a polícia não cogita de vigilância sobre ela (...) É lugar onde
reside a maior parte dos valentes da nossa terra, é que, exatamente por isso –
por ser o esconderijo da gente disposta à matar, por qualquer motivo, ou, até
mesmo, mesmo sem motivo algum -, não tem o menor respeito ao Código Penal ou à
Polícia, que também, honra lhe seja feita, não vai lá, senão nos grandes dias
do endemoninhado vilarejo.
[11] KEHL, 2010.
[12] DAVIS, 2004.
[13] SANTOS, 2008.
[14] DAVIS, 2004.
[15] DAVIS, 2004, p. 208. Traducción libre de: O resultado final [...]
na América Latina, foi uma “semiproletarização” rural: a criação de uma classe
enorme de semicamponeses e trabalhadores agrícolas miseráveis sem a segurança
existencial da subsistência.
[16] DAVIS, 2004, p. 208 - 209. Traducción libre de: Fugindo dessas
condições, as populações para as cidades que se tornam “depósitos de lixo de um
excedente de população que trabalha nos setores informais de comércio e
serviços, sem especialização, desprotegidos e com baixos salários”.
[17] KEHL, 2010.
[18] DAVIS, 2004.
[19] BAUMAN, 2009.
[20] DAVIS, 2004.
[21] AMORIM, 2012.
[22] AMORIM, 2012.
[23] FUGITA, 2008.
[24] FERNANDES, 2006.
[25] BAUMAN, 2009.
[26] DAVIS, 2004.
[27] DAVIS, 2004.
[28] SANTOS, 2008.
[29] DAVIS, 2004.
[30] KEHL, 2010.
[31] SILVA
FILHO, 2009. Traducción libre de: a precariedade das condições de vida nas
favelas associada à degradação ambiental assumem proporções alarmantes.
Situadas geralmente em lugares insalubres ou impróprios para habitação, as
favelas carecem, em sua grande maioria, de áreas onde a estética pode trazer
momentos de contemplação e lazer aos seus habitantes. Como não dispõem de áreas
de potencialidades estéticas, pois as que existiam geralmente foram extintas ou
servem de reserva para possíveis investimentos de especulação imobiliária, uma
das formas de conseguir amenizar os problemas existenciais é o consumo elevado
de bebidas alcoólicas, verificado na intensa proliferação de bares, bailes com
tendências musicais da chamada “contracultura” e proliferação de trafego de
drogas. Outra forma de escapar desse confinamento compulsório é a participação
em grupos religiosos de diversos segmentos, que muitas vezes realizam um
trabalho de reabilitação social não desenvolvido pelos poderes públicos. A
generalização das favelas favorece a uma maior possibilidade de proliferação de
condições adversas ao bem estar da comunidade. Problemas relacionados à
proliferação de doenças somados às precárias condições sanitárias e acúmulo de
lixo transformam essas áreas em verdadeiros vetores de epidemias. Muitas vezes
os reduzidos espaços que serviriam para resguardar a estética ambiental
original da localidade servem como lugar de descarte dos resíduos, anulando o
pouco espaço disponível para se desfrutar de momentos de lazer, principalmente
pelas pessoas de menor faixa etária.
[32] DAVIS, 2004.
[33] KEHL, 2010.
[34] KEHL, 2010.
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