Masculinidades hegemónicas en
los sistemas injustos de cuidados
Hegemonic masculinities in the unfair care systems
Autor: Claudia Orellana Robalino
Resumen: Es pertinente en la
actualidad describir, criticar y analizar cómo la construcción hegemónica de las
masculinidades influye en la economía de los cuidados, ya que es una realidad
que en pleno SXXI los cuidados siguen siendo realizados en su mayoría por las
mujeres. Generando de esta manera desigualad de condiciones y posiciones de las
mujeres tanto en el ámbito educativo, laboral, económico, social y político. A
pesar de los esfuerzos de los organismos internacionales y de algunos Estados
en adoptar medidas para asegurar la promoción y la protección efectivas de los
derechos humanos de todos los trabajadores domésticos, las estadísticas
demuestran que no existe un gran avance en la práctica relacionada a la
inclusión de los hombres en los cuidados, ni la mejora de la calidad de vida y
oportunidades de las personas que lo realizan, generalmente mujeres. Es por
estas razones que se debe estudiar y proponer una transformación de las
masculinidades y sus roles para asegurar mejores condiciones y posiciones de
las mujeres y proponer que los cuidados sean un trabajo en conjunto y eliminar
estigmas contra aquellos hombres que realizan cuidados y trabajo reproductivo.
Palabras
claves: masculinidades hegemónicas, economía de los cuidados,
corresponsabilidad, paternidad, sistemas de cuidados injustos.
Abstract: It
is pertinent to describe, criticize and analyze how the hegemonic masculinities
influences the economy of care, because it is a reality that in the 21st
century caring economy is still being carried out, mostly by women. Thereby
generates inequality conditions and positions of women in educational,
occupational, economic, social and political field. Despite the efforts of
international organizations and some States to take measures to ensure human
rights promotion and protection of domestic workers, statistics show that it is
still perform by women, so it is necessary the inclusion of men in care
economy, for the improvement of the quality of life and opportunities of people
women who perform it. For these reasons, it is indispensable the transformation
of hegemonic masculinities and their roles to ensure better conditions and
positions of women. So, men must join in care economy and the community
(States, families, and private companies) must promote the transformation of
hegemonic masculinities and the elimination of stigmas against those men who
participate in care systems and reproductive roles.
Key words: hegemonic masculinities, care economy,
corresponsability, parenthood, unfair care systems.
Introducción: El presente ensayo es
de tipo explicativo, descriptivo y argumentativo, cuya tesis principal es
demostrar la necesidad de la transformación de las masculinidades hegemónicas
para su inclusión dentro de la economía de los cuidados Para sostener la tesis
propuesta en el presente ensayo se ha estructurado el ensayo en tres argumentos
que son: (1) Características generales de un sistema injusto de cuidados, en el
que se analizará de forma breve, cuáles son las características. (2) La
Construcción hegemónica de la masculinidad y su influencia sobre la economía de
los cuidados, que evidencia cómo las normas de género sexistas han impuesto
determinados roles de género basados en el sexo de una persona, que constituyen
una de las características principales de los sistemas de cuidados injustos.
(3) Transformación de las masculinidades como una necesidad para construir
sistemas de cuidados más justos y la igualdad de género, que constituye la
propuesta del ensayo que evidenciará cómo la desconstrucción de las normas de
género sexistas son indispensables para transformación de los sistemas de
cuidados
1.
Características generales de un sistema injusto
de cuidados:
Los cuidados son aquellas actividades que realizan
generalmente las mujeres, que implican asegurar el bienestar físico, emocional
e integral de las personas bajo dependencia, el trabajo reproductivo de la
maternidad y paternidad, y la búsqueda constante de la conciliación entre la
vida laboral, familiar, personal y los cuidados. Los cuidados están presentes a
lo largo del ciclo de la vida, ya que se refieren al bienestar integral y
diario de las personas para cubrir necesidades de salud, alimentación, cuidado
del hogar, entre otras.
Los sistemas de
cuidado son la organización social de los cuidados entre los diferentes actores
que intervienen (Estado, hogares, mercado y comunidad) y como estos se establecen
para la provisión de los cuidados.
Existen varios tipos de sistemas de cuidados: aquellos desfamiliarizados y
desmercantilizados o los familistas, la principal diferencia entre ambos es que
en los segundos los cuidados son
generalmente realizados por miembros de la familia, convencionalmente por las mujeres,
en los cuales poco interviene actores externos como el Estado y los mercados,
mientras que en los primeros existe una oferta en el mercado de los servicios
de cuidados, pero a un costo muy elevado.
Las características principales de un sistema de
cuidados injusto son:
i.
Inexistencia
de la responsabilidad social de los cuidados: el Estado no emite suficientes
políticas públicas para hacerse cargo de los cuidados de sus ciudadanos y en
especial de aquellos grupos de atención prioritaria o vulnerables como los
niños, adolescentes, ancianos, mujeres embarazadas, personas con capacidades
especiales, personas privadas de su libertad y personas con enfermedades
catastróficas. La responsabilidad de los cuidados, de forma general, recae
sobre la esfera privada es decir los hogares y en cierta circunstancia existe
un mercado de cuidados, que es muy costoso o el empleo doméstico, cuyas
condiciones laborales no son las más idóneas.
ii.
División
sexual del trabajo: es el desconocimiento de la corresponsabilidad de los
cuidados, asumiendo que son tareas que únicamente le corresponden a los hogares
y generalmente asociado a las mujeres. Esta concepción tiene su origen
histórico en la creación de las normas sociales y morales de cada sociedad, que
se relaciona con la construcción social del género; dividiendo los roles de
género según el sexo de la persona, lo que se conoce como la división sexual
del trabajo.
En consecuencia, los hombres realizan el trabajo productivo, que es remunerado,
enfocado a la producción comercial y con fines de lucro; mientras que a las
mujeres se les asignó el trabajo reproductivo, referente al cuidado de los
hijos, el hogar, personas bajo dependencia, que no es remunerado, generalmente
es específico para las personas que se conoce o cuidado de familiares y su fin
es el bienestar físico y emocional de las personas que se cuida.
La división
sexual del trabajo incide en la sociedad, ya que por muchos años los hombres al
realizar trabajo productivo, accedían a derechos como educación, seguro de
empleo, jubilación y otros beneficios laborables relacionados a ese tipo de
trabajo, no obstante aquellas mujeres dedicadas al trabajo reproductivo no accedían
a los mismos derechos, existiendo en consecuencia desigualdad de condiciones y
posición de las mujeres en la sociedad, impidiéndoles acceder a la educación,
beneficios laborales, independencia económica
y la poca participación de las mujeres en roles públicos y políticos,
demostrando de esta manera la necesidad de una transformación social, que
incluya la perspectiva de género sensitivo,
misma que busca la igualdad de condiciones, derechos y responsabilidades entre
hombres, mujeres y los géneros.
iii.
Relación
entre cuidados y desigualdad: que se manifiesta: (a) al momento de acceder a
cuidados dignos, que cumplan con condiciones básicas de accesibilidad, calidad,
disponibilidad y aceptabilidad, no es usual la contratación de servicios de
cuidados profesionales, ya que sus costos son altos, lo que ha generado la
existencia de trabajo doméstico gratuito y aquel que es remunerado, no obstante
al no ser profesional, su reconocimiento económico es ínfimo o el de una
remuneración básica y las condiciones laborales no son adecuadas. (b) Sea
trabajo doméstico gratuito o remunerado es realizado en su mayoría por mujeres,
ya que según las estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT) del 2013 a nivel mundial existen 43 628 000
mujeres trabajadores en relación con el número de hombres de 8 925 000,
existiendo una diferencia de cincos veces promedio.
(c) Flujos asimétricos de desigualdad: a más de la división sexual de trabajo
se debe considerar la interseccionalidad, que es la existencia de desigualdad
por razones múltiples sea por su posición económica, raza, estatus migratorio,
entre otras, demostrando que aquellas personas que gozan de una buena posición
económica o social pueden acceder a los servicios de cuidados, mientras que
aquellas que no, suelen ser trabajadores domésticos.
2.
La construcción hegemónica de la masculinidad y
su influencia sobre la economía de los cuidados.
El género es una
construcción socio cultural, dinámica, que determina los comportamientos, roles
y atribuciones que una determinada sociedad, en un contexto histórico y cultura
atribuye a las mujeres y hombres. La construcción del género está compuesta por
tres elementos fundamentales
que son: 1) Normas de género. 2) Roles de género. 3) Relaciones de género, que
en conjunto se transmiten mediante el proceso de socialización, que utiliza la
educación como medio para implementar las normas de género y roles de género.
Durante la edad antigua en varias
civilizaciones como la Romana, árabes, Grecia, entre otras, se instauró un tipo
de organización social en la que la autoridad y el poder económico recayó sobre
el hombre jefe de familia, quien era dueño del patrimonio familiar, entendido
este como los bienes familiares, que incluyó esclavos, esposa e hijos. Este
tipo de organización social es el origen de la construcción hegemónica de la
masculinidad, violencia, discriminación y desigualdad entre hombres y mujeres y
es conocida como patriarcado.
Si a estos argumentos se suma el hecho generalizado de la dicotomía en la clasificación de la realidad
humana, que aplicable al tema del ensayo, se entiende como la división sexual
entre hombre y mujer, que asigna desde el nacimiento un determinado rol a las
personas basado en su sexo y que en la realidad material se manifiesta, en
ciertos casos, como sexismo ,
se infiere que el problema de fondo de
la construcción hegemónica de la masculinidad es el sexismo, que demanda ciertos comportamientos a los hombres tales
como: mostrar liderazgo, ser proveedor económico de la familia, ser viril, no
sentir atracción hacia otros hombres, ser fuerte física y emocionalmente,
realizar trabajo productivo, ocultar emociones asociadas a la sensibilidad o
vulnerabilidad, tener atracción hacia las mujeres, competitividad, poder,
grandeza, administrar el patrimonio familiar, entre las más comunes. Por lo tanto,
aquellos hombres que no actúan de conformidad a los estándares de la
masculinidad hegemónica son subestimados y subordinados.
Se infiere que el
problema de fondo principal de la masculinidad hegemónica es la construcción
sociocultural de género basada en el
sexismo, que históricamente ha reconocido el rol a los hombres de poder
y control económico, político y social, mientras que a las mujeres les asignó
un rol pasivo, reproductivo de subordinación e incluso a aquellos hombres que
se alejan del modelo de su rol son tratados de manera desigual y
discriminatoria, como ejemplos: a los gays, transexuales, bisexuales,
transgéneros, hombres que realizan trabajo doméstico gratuito, a través de las
tareas del hogar o remunerado al profesionalizarse en tareas de cuidado como
enfermería, cuidados paliativos, entre otras. Evidenciando la necesidad de las
transformaciones de las estructuras sociales de las masculinidades hegemónicas,
que han creado un sistema de organización social antagónico de mujer/hombre,
donde prima el rol del hombre, siendo una concepción sexista, que impone la
idea de lucha entre hombre y mujer, aparentemente irreconciliable, noción que
debe ser abandonada y para lo cual es necesario la participación del Estado,
mercado, hogares y comunidad.
3.
Transformación de las masculinidades como una
necesidad para construir sistemas de cuidados más justos y la igualdad de
género.
La propuesta es la
transformación de las masculinidades hegemónicas hacia una visión no sexista,
inclusiva de toda persona que se aleje del patriarcado, que aplicable al tema
del ensayo, es indispensable el reconocimiento de la interdependencia y
corresponsabilidad en los cuidados humanos.
En consecuencia, los actores sociales Estado, mercado, hogares y comunidad deben
cooperar para la transformación. El Estado al tener la función principal de ser
garantista de derechos y de promover la convivencia armónica tiene la
responsabilidad de adoptar políticas públicas, medidas administrativas y
legislativas que fomenten la corresponsabilidad de los cuidados tanto de
hombres, mujeres, empresa privada y del mismo Estado, siendo esta colectiva.
La empresa privada
tiene un papel fundamental, ya que debe dejar la visión del empleado
autosuficiente, con plena disponibilidad para las obligaciones empresariales y
la generación de ingresos, lo que implica el reconocimiento de que sus
trabajadores también realizan tareas de cuidado
de sus familiares, de su hogar y propio, debiendo modificar sus políticas
internas, que otorguen permisos de maternidad y paternidad más flexibles,
reestructuración de la jornada laboral, creación de guarderías infantiles en los lugares de trabajo o lactarios,
reconocimiento de otras formas de trabajo como el teletrabajo,entre
otras, medidas que se implementan con apoyo de un ordenamiento jurídico que
promueva la corresponsabilidad y el ejercicio de derechos. A su vez la
comunidad y los hogares son responsable de no promover más las conductas y
comportamientos sexistas, sea en el ámbito de la educación en los hogares,
pública o privada, la comunicación en medios sociales, ejercicio de la salud, etc.,
ya que el proceso de aprendizaje de las normas de género es mediante la socialización
de las mismas, en los hogares, escuelas, colegios, medios de comunicación,
instituciones religiosas, entre otros, proceso en el cual hombres y mujeres t
son responsables de evitar fomentar una educación sexista. Se debe evitar
mensajes asociados a las masculinidades hegemónicas tales como: “Los hombres no
lloran”, “Es deber de los hombres proveer dinero a la familia”, “los verdaderos
hombres tienen poder, sexo y mujeres”, “los hombres no deben realizar tareas
del hogar”, “las mujeres juegan con bebes y aprenden a cocinar”, entre otras
que promueven comportamientos sexistas que generan situaciones de violencia de género,
discriminación y desigualdad.
En el ámbito de los
cuidados la evidente
desigualdad de condición y posición de las mujeres
relacionada a varios factores entre ellos las normas de masculinidades
hegemónicas (normas de género en general) , la división sexual de trabajo,
entre otras, ya es considerada por
instituciones internacional como ONU, OEA, OIT, Estados, academia,
comunidades, colectivos y asociaciones civiles, que tiene como uno de sus
objetivos la transformación de las masculinidades hegemónicas, que incluyen la
perspectiva de género sensitivo y promueven la igualdad de género dando lugar a
la adopción de políticas, normas e instrumentos internacionales que tiene como
objetivos principales el reconocimiento del trabajo reproductivo, mejorar las
condiciones de las personas que lo realiza, la profesionalización del trabajo
reproductivo y la inclusión de los hombres en los cuidados.
Según el informe a nivel regional en Latinoamérica
titulado El Estado de la paternidad en américa latina y el caribe señala que “Es
un hecho positivo que hoy muchos papás declaren su deseo de desempeñar el
trabajo de cuidado no remunerado en el hogar e involucrarse más en la vida de
sus hijos. Datos de la encuesta IMAGES en Chile, México y Brasil muestran que a
dos de cada tres padres les gustaría trabajar menos para dedicarle más tiempo a
sus niños/as”.
Demostrando así el interés de los hombres en los cuidados, que debe ser
reforzado con la creación de políticas, normas, campañas de socialización,
entre otras maneras, por parte de los Estados, asociaciones, colectivos,
empresa privada las comunidades, escolares y los hogares, asumiendo la
responsabilidad colectiva de los cuidados. No obstante, el volumen de hombres
que proveen cuidados va en aumento en algunos Estados, pero en ninguna parte
iguala la de las mujeres.
Conclusiones:
1. Normas de género que promueven las
masculinidades hegemónicas como característica principal de los sistemas
injustos de cuidados: el proceso de socialización de las normas de
género, en que intervienen varios actores como los hogares, escuelas, colegios,
medios de comunicación, instituciones religiosas, entre otros, históricamente y
de manera generalizada, han promovido la idea sexista de la superioridad
masculina y la subordinación de las mujeres, creando un sistema de organización
social antagónico, aparentemente con roles de género opuestos e
irreconciliables, al que se lo conoce como patriarcado. Este tipo de
organización social genera la división sexual del trabajo, asignado de manera
generalizada el rol productivo a los hombres, mientras que a las mujeres el rol
reproductivo, que ha generado un sistema de cuidados injustos, cuyos efectos
son la desigualdad en las condiciones y posiciones de las mujeres tanto en el
acceso al trabajo remunerado, educación, salud, derecho laborables, horas de
descanso y tiempo libre, así como la exclusión generalizada de los hombres en
el cuidado de sus hijos, realización de tareas del hogar, cuidado de familiares
enfermos o con capacidades especiales
2.
Necesidad de las transformación
del sistema organizacional de masculinidades hegemónicas hacia uno más
igualitario: las normas de género que promueven las masculinidades
hegemónicas son cuestionadas, por lo que en la actualidad organismos
internacionales, Estados, empresas privadas, colectivos, asociaciones,
comunidades y la sociedad en general,
requiere un cambio en las normas de género, que es promovido a través de políticas,
legislación internacional y nacional, resoluciones administrativas, entre otras;
que fomentan la inclusión de una perspectiva de género sensitivo, de manera
transversal, que incluya la trasformación de las masculinidades hacia unas más
participativa de la promoción de la igualdad de género e inclusiva en las
actividades de cuidados.
3.
El reconocimiento de la
interdependencia y corresponsabilidad en los cuidados: por parte de todos
los actores de la sociedad, incluyendo la participación de los hombres y
mujeres, es fundamental para la construcción de sistemas de cuidados más
justos, si a esto se suma el interés de algunos hombres en participar de forma
más activa en la crianza de sus hijos y cuidados del hogar, sí es posible
transformar las normas de género sexista generalizadas en la sociedad, hacia
una participación colectiva, que abandone el antagonismo entre mujer y hombre,
gestando una sinergia humana hacia la igualad.
Bibliografía